viernes, 1 de octubre de 2010

Cuentoteca: introducción


El mundo de la ilustración para cuentos infantiles ha evolucionado considerablemente y los temas, menos mal, también. Respecto a éstos, los que me llegaron a mí cuando aún no levantaba ni un palmo del suelo, los que la historia llama Cuentos Tradicionales, solían provenir sobre todo de tres fuentes distintas: los hermanos Grimm (Jakob y Wilhelm), Charles Perrault y Hans Christian Andersen.

Los primeros y Perrault (cada uno en su país) recopilaron un montón de tradiciones populares que por mezclar realidad y ficción fueron tachadas en su época como infantiles, sin embargo no le eran, nunca lo fueron, eran absolutamente adultas porque trataban temas adultos (cosas que el público infantil no siente por sí mismo o no debería sentir aún) como la maldad, el engaño, la envidia, el rechazo (aunque es cierto que también hablaban de amor y amistad): sentimientos que lo único que conseguirían, desde mi punto de vista, es otorgarles desde ya uno de los mayores males de la humanidad: el miedo. Para ser consentidas estas historias, fueron edulcoradas, pero sólo eso, disfrazaron sus significados (pero los niños y las niñas son muy listos/as…), sólo eso, dejando atrás, por otro lado, su auténtica verdad y quedándose a medias entre dos mundos, inacabadas para ninguno. Así se convirtieron en un montón de cuentos que la gente mayor, juzgándolos geniales y sin llegar a estudiarlos realmente, se los adjudicaron a su descendencia (o a la de otras personas), quienes creyendo a su vez que esta actitud era la adecuada, lo hicieron más tarde con la suyas y así sucesivamente hasta una actualidad en la que las versiones más famosas son las que ha difundido Disney bajo esa manía suya de orinarse encima de la historias, rompiendo definitivamente con aquella verdad de los tiempos originarios (véase su SIRENITA, de la que el mundo entero piensa que acaba bien).

Andersen es un personaje más complicado: aunque la mayor parte de sus cuentos también están basados en antiguas leyendas nada infantiles, su tendencia casi total a las historias lacrimógenas le separa un poquito de sus compañeros tradicionales. Sin embargo, en definitiva, reitero lo dicho en el párrafo anterior, porque yo no entiendo ese cariz cristiano de ejemplos como EL PATITO FEO, que tiene que sufrir tanto por la incomprensión del resto del mundo creyéndose hasta el final que la culpa de su desgracia, encima, es suya. Aparte, debo nombrar grandes colecciones como LAS MIL Y UNA NOCHE o PANCHATRANTA, las distintas mitologías del mundo, otros cuentos como EL PRÍNCIPE FELIZ de Oscar Wilde, composiciones tales como las fábulas o la poesía, y quién sabe la enorme lista que hará honor al epígrafe de Cuento Popular.

Por alguna extraña razón eran éstos los que con mayor frecuencia llegaban a mis manos, y en ellos, parece ser, no importaba tanto quién los ilustrara, lo que no quita para que puedan ser destacados personajes nacionales como Joan Ferrándiz, quien precisamente laboró para nuestro país casi todas las historias populares del tridente arriba mencionado.

Qué pena saber, con el tiempo, que además de series de televisión, ciertas historias infantiles maravillosas que me tragué mirando la tele, lo eran a priori sobre el papel, tales como HEIDI (de Johanna Spyri), MARCOS (de Edmundo de Amicis), EL MARAVILLOSO VIAJE DE NILS HOLGERSSON (de Selma Lagerlöf) o PIPPI LÅNGSTRUMP (de Astrid Lingdren)… Qué pena sobre todo en cuanto al universo de la ilustración, porque si poco sé de este tema en España, menos lo sé en relación al resto del mundo. Yo, por ejemplo, supe de la inglesa Beatrix Potter cuando ya estaba algo crecidita…

Pero ahora todo es distinto. Ahora hay grandes mentes creadoras que en sus cuentos enseñan a superar aquellos miedos (tales como el primer día de clase y la necesidad de aceptación que eso conlleva, por poner un ejemplo), cosas tan simples y reales como la importancia de un beso y otras cosas menos sencillas como la necesidad de paz y fraternidad entre los seres humanos. Los cuentos de ahora nos enseñan a ser mejores personas (por supuesto siempre hay salvedades, pero no las pienso ni nombrar).

Paralelamente a esta nueva tipología de cuento se le une la gran trayectoria desarrollada desde finales el siglo XX por la ilustración, y la que antes caminara de la mano de la escritura, ahora posee la capacidad de estar exenta de las letras (dado que muchos libros son comprados sobre todo por sus dibujos), es más, hay libros en los que todo lo que cuentan lo cuentan las imágenes: la ilustración actual se ha desarrollado con tanto nivel (en el mundo entero) y ha alcanzado un grado de calidad técnica y artística tan alto que ha catapultado a parte de la literatura infantil hacia un marco de auténtico culto…

Sobre los cuentos que nos enseñan a ser mejores seres humanos, sobre aquellos cuya identidad estética los hace maravillosos, y sobre los que han conseguido unir ambas cuestiones, hablará mi CUENTOTECA.

Próximamente:

TRES CON TANGO: escrito por Justin Richardson y Peter Parnell e ilustrado por Henry Cole.

3 comentarios:

  1. Hola, te paso el blog de una alumna mia de 13 años, que quiere ser escritora. Me ha impresionado, a ver que te parece.

    http://todosabeapoco.blogspot.com/

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  2. Hola Violeta! Me ha gustado mucho leer estas palabras. Muchísimas gracias por las que me has regalado a mí en el blog.
    Voy aseguir echando un ojo con tu permiso...

    Un abrazo!

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  3. Kuentaro: ok.

    Encaracolada, hola, gracias.
    Tu blog tiene unas imágenes fantásticas, me encantan tus DREAM A LITTLE DREAM, muy tiernos, muy felices...
    Adelante...
    Gracias por pasarte por aquí.
    Otro abrazo para ti.

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